La música
La música es el conjunto de efectos sonoros producidos por la combinación ordenada de ritmo, melodía y armonía. Una manifestación artística que toma muchas formas y valores estéticos, dependiendo del contexto cultural y de los gustos personales.
Ha formado parte de la vida de los humanos desde la antigüedad, y aun hoy es un poderoso estímulo multisensorial. Pues se trata de un lenguaje universal capaz de hacernos sentir diversas emociones y sensaciones.
Estudios han demostrado que escuchar música que nos agrade, estimula la liberación de dopamina, una hormona vinculada a la sensación de placer, además de importantes funciones como la capacidad de atención y el aprendizaje. Especialmente cuando se tiene dominancia del canal de percepción auditivo.
Investigaciones han encontrado relación entre la música y la mejora en la motricidad de pacientes con enfermedad de Parkinson, así como incremento del razonamiento espacial en personas autistas.
La música puede afectar la frecuencia cardíaca y la presión arterial, así como la velocidad de las ondas cerebrales. Puede mejorar el estado de ánimo y el bienestar general, de manera similar al yoga y la meditación.
Inclusive existen estudios que han encontrado una incidencia positiva de la música en el fortalecimiento del sistema inmunológico. Dado que ayuda a reducir o controlar los niveles de estrés y ansiedad.
Pero la influencia musical no se limita a nuestro cerebro y emociones, sino que, hasta cierto punto, también puede afectar nuestra conducta.
Cómo afecta la música nuestra conducta
Mejorar tu rendimiento
Para ilustrar esta afirmación cabe mencionar un estudio realizado por la Universidad de Stanford y el Boston College. En el cual se hizo escuchar música neutra, animada o frenética a los participantes antes de jugar un video juego.
El resultado fue que los estudiantes que escucharon música frenética reportaron mejores resultados. Lo que sugiere que este tipo de melodía los mantuvo más alerta y mejor concentrados para realizar la tarea.
Por otro lado, un estudio de la Universidad de BUAP en México, se propuso averiguar los efectos en la ansiedad de la música “fuerte”, es decir de ritmo marcado y alto volumen. Para ello, se hizo escuchar fragmentos de cinco minutos hasta completar 45 minutos a 137 participantes.
El resultado es que durante los lapsos de escucha los participantes se mostraban más inquietos y nerviosos. Sugiriendo que este tipo de ritmos estimula el sistema simpático e incrementan la tensión física y psicológica, lo que puede ser negativo si no se canaliza la energía generada.
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Invita a la calma y la relajación
Los ritmos regulares, lentos y con volumen moderado tienen un efecto tranquilizador, que nos invitan a la calma y la relajación. Lo que suele suceder con la música clásica o instrumental.
De hecho, este tipo de música nos predispone de manera positiva. Como lo sugiere un interesante estudio que se llevó a cabo en la Universidad de Bretagne-Sud. En el cual se reclutó un grupo de mujeres a las que se les hacía esperar mientras escuchaban música neutral o romántica.
Diez minutos más tarde, el entrevistador flirteó con cada una de las participantes y les pidió el número de teléfono. El resultado fue que solo 28% de las mujeres que escucharon música neutra se mostraron receptivas, contra un 52% de las mujeres que escucharon música romántica.