La vesícula biliar es un pequeño órgano membranoso que se sitúa debajo del hígado. El cual se encuentra unido a este y al duodeno por medio de las denominadas vías biliares, y que entre sus funciones, tiene la de almacenar la bilis. Sustancia necesaria para digerir las grasas.
De acuerdo con la medicina oriental, del adecuado funcionamiento de la vesícula, depende la buena salud de otros órganos importantes. Tales como el hígado, el corazón y también las articulaciones.
Con base en los conocimientos de esta práctica milenaria, cuando el sistema formado por el hígado y la vesícula biliar no funciona correctamente, se pueden manifestar serios problemas de salud. Los cuales se manifiestan con síntomas como vértigos, jaquecas, dolores musculares, etc.
Según la biodescodificación, que intenta identificar las causas emocionales de las enfermedades, cuando manifestamos un padecimiento de la vesícula, generalmente este se relaciona con emociones negativas como el odio, el rencor, la ira, el resentimiento y la indignación.
Causas emocionales de problemas en la vesícula
Desde la perspectiva de la biodescodificación, los trastornos de vesícula son detonados por malas relaciones con los demás o con uno mismo. De manera que los sentimientos negativos derivados de estas situaciones, terminan manifestándose físicamente a través de estas enfermedades.
Un problema de vesícula puede ser resultado de una gran pérdida. Que puede estar relacionada con un territorio, o bien con un ser querido. La sensación de abandono que se experimenta en estos casos, así como el resentimiento afectan la vesícula, más que la propia pérdida.
Patrones emocionales y/o mentales en los que impera la amargura y la negatividad. Bien sea respecto a la propia vida o la de los demás, se pueden fijar o endurecer en el inconsciente. De tal manera que se manifiestan más tarde a través de cálculos biliares.
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También es posible que las dificultades de salud vinculadas con la vesícula procedan de la inseguridad respecto a una persona importante en tu vida. Es decir al experimentar apego o dificultades para administrar o gestionar tus emociones hacia alguien.
Otra posibilidad es que te acompañe la sensación constante de tener que justificar tus acciones. O tener la percepción de que ciertas situaciones de tu vida son injustas. Lo que te puede llevar a sentir mucha ira e indignación.
Si padeces una afección de este tipo, un paso importante hacia tu recuperación es identificar la raíz del problema. Así como trabajar en el perdón para sanar tus heridas emocionales. En esto puede ser de gran ayuda contar con el apoyo de un coaching emocional que te acompañe durante tu proceso.