El perfeccionismo es un complejo rasgo de la personalidad, que se caracteriza por elevados niveles de exigencia en cuanto al desempeño, así como una alta preocupación por cometer errores o no alcanzar los estándares autoimpuestos.
Algunos autores consideran que el perfeccionismo en sí mismo no es positivo o negativo. Sino que puede ser adaptativo y desadaptativo. El primero se refiere al establecimiento de metas exigentes pero realizables, con las que se busca la excelencia sin caer en la autoevaluación negativa.
Mientras que el perfeccionismo desadaptativo, es aquel en el que se manifiesta la imposición de metas excesivamente altas, además de un bajo nivel de tolerancia a la frustración y gran sensibilidad a la crítica y el error.
También hay quienes consideran que no existe un perfeccionismo “saludable”, ya que el perfeccionismo no significa tener estándares altos, sino poco realistas. Por lo tanto siempre está ligado con insatisfacción y ansiedad.
Aunque la sociedad actualmente considera el perfeccionismo como un rasgo deseable y positivo, además de fuertemente valorado en el ámbito profesional, la realidad es que puede provocar serios problemas emocionales en quienes lo padecen. Pues las personas perfeccionistas tienden a experimentar mucha tensión emocional y episodios de angustia. Pues en lugar de disfrutar de sus logros, se ven abrumados por constantes sentimientos de fracaso e incapacidad.
Cómo detectar una persona perfeccionista
Dado que el primer paso para solucionar un problema es reconocerlo, es necesario identificar ciertas señales que se manifiestan en una persona cuando sufre de perfeccionismo disfuncional o patológico:
- Posponen el inicio de tareas o proyectos, o se rinden con facilidad frente a los obstáculos.
- Exceso de meticulosidad y obsesión extrema por los detalles.
- Dependen mucho de la aprobación ajena y sienten gran temor al rechazo.
- Reaccionan de forma exagerada frente a los errores o equivocaciones.
- Tendencia a la autocrítica negativa, ven el error como un sinónimo de fracaso.
- Pensamientos extremistas o catastróficos e insatisfacción constante por los logros.
- Constantes comparaciones y condicionamiento de la valía personal con base en resultados obtenidos.
Para estas personas, identificar los patrones distorsionados de pensamiento y reemplazarlos por otros más realistas, flexibles y autocompasivos es fundamental.