Los seres humanos cambiamos desde que nacemos hasta que morimos. No obstante muchas veces experimentamos lo que se conoce como reticencia o resistencia al cambio. Lo que puede ralentizar nuestro desarrollo personal, frenando nuestra evolución.
Además de los cambios físicos, también cambian nuestros pensamientos y emociones, y gracias a esto evolucionamos constantemente. Muchos cambios son acogidos con alegría y muchos ocurren en contra de nuestra voluntad.
Muchas veces mostramos reticencia o rechazo al cambio porque, aun conociendo los beneficios que podría aportar a nuestras vidas, nos sentimos incapaces de conseguirlo, bien sea porque penamos que no tenemos los recursos o habilidades necesarios, o por emociones como inseguridad o miedo al fracaso.
Un ejemplo de esta situación es cuando nos sentimos descontentos con nuestro trabajo. Pero a la vez nos resistimos a buscar otro que se adapte a nuestras expectativas, o a poner en marcha ese soñado proyecto personal que hemos postergado por tanto tiempo.
También puede aparecer el fenómeno de reticencia cuando enfrentamos cambios drásticos e irreversibles como por ejemplo la pérdida de un ser querido. En estos casos puede tomar tiempo la aceptación, pues el duelo es un proceso doloroso y de gran vulnerabilidad.
Como superar la reticencia o resistencia al cambio
El cambio es una gran oportunidad de crecimiento. Pues dependiendo de la manera en la que lo aceptemos y experimentemos, podemos transformar nuestra vida para mejor. Pero para ello se requiere de autoconciencia y voluntad.
En este sentido, es importante que lleves a cabo un proceso de autorreflexión, e identifiques tus creencias limitantes. Para luego ejecutar acciones que te ayuden a salir de tu zona de confort y mejorar la autoconfianza, tomando así responsabilidad de tu bienestar.
Así podrás enfrentarte al cambio de una manera más positiva. Bien sea individualmente, o de la mano de un coach o especialista que te ayude a plantearte objetivos claros y realistas, acompañándote en tu proceso de superación.