La dependencia emocional se refiere a un comportamiento adictivo, que se pone de manifiesto en las relaciones interpersonales de un individuo. En donde se hacen presentes mecanismos de refuerzo positivo que terminan generando dependencia psicológica.
Está claro que, como seres sociales que somos, es normal establecer vínculos de cierto grado de dependencia con otras personas. No obstante, lo preocupante sucede cuando comenzamos a manifestar conductas patológicas o desproporcionadas que derivan en relaciones disfuncionales.
Es precisamente esto lo que se evidencia en un patrón psicológico de dependencia emocional, en donde la persona dependiente siente una extrema necesidad de afecto, atención y valoración de la otra persona, usualmente la pareja sentimental, aunque también puede darse con familiares o amistades.
La dependencia emocional puede afectar tanto a hombres como mujeres, y puede ser una situación temporal o transitoria. Aunque lo más común es que las personas que la padecen se comporten de manera similar durante toda su vida o gran parte de ella, y con diferentes personas.
Una persona que sufre dependencia emocional se caracteriza por una persistente ansiedad o exagerado miedo a la soledad y la separación. Además de tener una baja autoestima o pobre autoconcepto, tiende a idealizar y sobrevalorar a la persona de la que depende.
Dependencia emocional en la pareja
En el caso de la pareja, una relación sana implica una inter-dependencia en la que predomina la asertividad, así como la autoregulación y coregulación de las emociones. Pero si un miembro de la pareja es emocionalmente dependiente, lo más probable es que confunda el amor con un apego mal sano.
Las personas dependientes emocionales, generalmente se sienten atraídas por personas egocéntricas, dominantes, manipuladoras y carentes de empatía. Cuya actitud hace del dependiente emocional, una persona cada vez más sumisa, que termina anulándose para complacer al otro, o para evitar su abandono.
De esta manera la dependencia emocional crea un escenario lamentable que puede dar lugar al maltrato físico y psicológico. Pues la persona que la padece soportará agresiones, humillaciones y desprecios, a fin de evitar la ruptura de la relación, o hará lo que sea para restaurarla si se termina.
En algunos casos la persona afectada puede llegar a reconocer que existe maltrato o que la relación es insatisfactoria. Sin embargo, se siente incapaz de salir de esta situación. Incluso puede llegar a culparse de los problemas, justificar al otro, o aislarse socialmente para alejarse de todo el que intente intervenir o hacerle entrar en razón.
Posibles causas
La causa principal de la dependencia emocional es una baja autoestima, la cual conduce a la persona dependiente por una espiral de desvalorización sistemática. En la que no faltan duras autocríticas y sentimientos de inferioridad.
Esto hace que el desprecio de la persona dominante se intensifique, y que el dependiente aumente su subordinación. Al punto que, si la relación se termina, el dependiente intentará retomarla, de la misma manera que un drogadicto hace lo necesario para consumir nuevamente, y permanecer dentro del círculo vicioso.
Si no logran mantener esa relación disfuncional, entonces iniciarán otra de inmediato, en la que intentarán recrear la misma situación o conducta. Esto debido a que no concibe estar solo o sola, sino que necesitan sentirse acompañados constantemente, aun cuando no se trate de la compañía idónea.
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Es posible que una educación sobreprotectora, o en la que se inculque demasiado temor e inseguridad, pueda originar dependencia emocional, pues vinculación afectiva excesiva como esta parece estar relacionada con trastornos de apego.
La influencia de los mitos románticos, o la mitificación del amor también, pueden incidir en la idealización de la pareja. Creer que somos seres incompletos, que necesitan una persona para llenar el vació que nos falta, refuerza una percepción equivocada que nos puede conducir a la dependencia emocional.
Cómo saber si tienes dependencia emocional
El primer paso para dar solución a un problema, es identificarlo. Por eso es importante prestar atención a las señales que nos pongan en alerta y nos permitan tomar conciencia de lo que estamos experimentando para entonces actuar en consecuencia.
Algunos de estos síntomas que debemos tener en cuenta son:
- Baja autoestima, así como una clara tendencia a la autocrítica y el autodesprecio.
- Angustia o temor constante y exagerado por perder a la otra persona, o estar en soledad.
- Tendencias depresivas o a sufrir estados de ansiedad.
- Impulso exagerado por estar en comunicación o contacto constante con la otra persona.
- Inseguridad y dificultad para tomar decisiones.
- Necesidad de agradar, aunque eso implique anular deseos y opiniones propias.
- Experimentar sensación de vacío cuando no se está con la persona de la que se depende.
- Idealización o sobrevaloración de las cualidades de la pareja.
- Sensación de culpa por los conflictos que se presenten en la relación.
- Facilidad para dejarse manipular y realizar cualquier tipo de concesión.
- Necesidad de involucrar a la otra persona en todas las actividades y decisiones.
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